La gente, los estadounidenses sobre todo, han ido a ver Black Panther, la última película de la factoría Marvel. 360 millones de dólares se han desembolsado en su primer fin de semana, y en términos nacionales es el quinto mejor estreno de todos los tiempos.
Hay muchas maneras de cifrar su éxito, pero nos basta con saber que ha ido bien pese a tener un reparto casi enteramente compuesto de personajes negros. Que el mundo blanco no le ha dado la espalda a una película en la que su raza no se vea permanentemente en pantalla, igual que le pasó, en el caso del género, a Wonder Woman.
Esto, que podría parecer una tontería sin importancia e incluso algo que no deberíamos tener en cuenta a la hora de hablar de una película, no siempre ha sido así. En realidad hace no mucho parecía una propuesta financiera impensable.
Primeras películas, primeros héroes
Como sabemos, desde hace casi dos décadas el cine de superhéroes de DC y Marvel ha ido tomando las salas y los presupuestos de los grandes estudios, y cuando el tema empezó a ponerse serio, en torno a 2010/2011, empezaron a tener lugar conversaciones acerca de la falta de películas protagonizadas por mujeres, negros… en fin, cualquier cosa que no sean hombres blancos.