El Vaticano vuelve a estar en el punto de mira tras la publicación de una tesis doctoral reveladora que prueba que los primeros sacerdotes de la historia del cristianismo eran, en realidad, sacerdotisas. Ocultismo, manipulación de obras de arte que prueban esta teoría y un sinfín de mentiras ponen a la iglesia católica en el candelero. Otra vez.
La relación entre religión y féminas siempre ha estado enturbiada por un halo sagrado: el patriarcado. La pérdida de derechos por ser mujer es automática, ya sea por interpretaciones del libro divino de turno, por decisiones de los clérigos o porque, directamente, en algunas religiones la mujer ni siquiera tiene la libertad para mostrar su sonrisa. Si en el budismo y el islam las hembras ocupan un lugar inferior en el modelo tradicional, dentro del catolicismo la historia no es tan distinta. De cara a la galería, las feligresas pueden desempeñar su fe sin problemas, aunque en lo que a la organización monástica se refiere éstas están completamente eclipsadas por las leyes dictadas y ejecutadas por los varones.
Pero esto no siempre fue así. De hecho, según la doctora, Ally Kateusz, investigadora en ‘Wijngaards Institute for Catholic Research’, las mujeres tuvieron un papel clave en los comienzos del catolicismo. Así lo demuestra en su nuevo libro, ‘María y las mujeres cristianas primitivas: un liderazgo oculto’, donde afirma categóricamente que el Vaticano ha estado ocultado el rol de las féminas en el desarrollo de la religión.
El que las altas esferas del poder clerical han evitado que las mujeres formen parte de su gremio no es nuevo, sí lo es el que hayan intentado ocultar hechos históricos que prueban el rol que tuvieron antaño y que en algún punto les fue despojado. Juan Pablo II ya dejó bien claro en 1994 que ellas no tenían derecho a oficiar misas, una doctrina ratificada en 2018 por el recién nombrado cardenal español, Mons. Luis Ladaria, quien afirmó hace un año que se trata de una “doctrina definitiva”, tal y como publicó en el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano.
“En relación con el sacerdocio ministerial, la Iglesia reconoce quela imposibilidad de ordenar a mujeres pertenece a la sustancia del sacramento de la orden. La Iglesia no cuenta con la capacidad para cambiar esta sustancia, porque es precisamente a partir de los sacramentos, instituidos por Cristo, que es generada como Iglesia. No se trata solamente de un elemento disciplinar, sino doctrinal, puesto que se relaciona con la estructura de los sacramentos, que son lugar originario del encuentro con Cristo y de la transmisión de la fe”, escribió en el artículo.
La teoría que Kateusz presentó en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma la semana pasada tira por tierra esta afirmación al probar que fueron las mujeres las primeras en ocupar un papel primordial en la iglesia como sacerdotisas. Oficiaron eucaristías y tuvieron roles litúrgicos que, según la académica, deberían restablecerse. Las pruebas que añade en su publicación son tres piezas de arte de las que dos pertenecen al siglo V y otra al VI, y en los que se pueden observar a las mujeres en el papel de sacerdotisas.
“Representan a mujeres en el altar en tres de las iglesias más importantes de la cristiandad: San Pedro, en Roma; Santa Sofía, en Constantinopla (Estambul) y la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén”, esgrimió Kateusz, quien indica que desde el Vaticano alteraron obras de arte para esconder estas evidencias.
El que tanto los hombres como las mujeres aparezcan en roles paralelos y realizando gestos litúrgicos idénticos indica, según la autora, igualdad. Una de las pruebas más concluyentes es un mosaico ubicado en la capilla de San Venancio, en Roma. La interpretación de Kateusz es que la Virgen María porta un vestido azul (que pintaron sobre el blanco para que no pareciera una saterdocisa) y el palio que suelen llevar los obispos el cual se identifica gracias por la cruz roja. Sus manos están elevadas como si estuviera llevando a cabo una misa. Su teoría es que la Iglesia trató de tapar su estatus.
Es un símbolo de que la están representando como una líder clerical
Agrego
En la actualidad, el mosaico está eclipsado por otra pieza de arte en la que la Virgen María aparece sentada con su tradicional postura con un bebé que representa a Jesús. Este hecho le ha llevado a la conclusión de que la Iglesia ha preferido representar a la virgen de una manera más maternal que como lideresa, una manera deliberada de colocarla en un rol típicamente patriarcal, en el que la mujer cuida de los críos en lugar de desempeñar funciones atribuidas a los hombres.
Además de las obras pictóricas, Kateusz también se apoya en textos del Nuevo Testamento en los que mujeres como María Magdalena tenían un papel predominante. Las cartas del apóstol Pablo a los romanos también revelan, según la investigadora, que hubo mujeres muy influyentes en los inicios de la Iglesia. Las evidencias de que las féminas tuvieron un rol importante son plausibles para la autora, la duda que no ha sabido resolver es durante cuánto tiempo. Aún queda saber en qué punto la Iglesia decidió que las mujeres no debían continuar desarrollando sus derechos eclesiásticos y por qué razón desde el Vaticano han querido alterar el orden de las cosas arrebatando unos derechos que las mujeres llegaron a tener.