Who’s the black private dick that’s a sex machine to all the chicks? Pues claro que es Shaft, la serie furor del policía afro más patea-traseros que mantiene a Estados Unidos en el lado correcto de la ley desde 1971, con la primera película protagonizada por el titánico Richard Roundtree. Y ahora, casi cinco décadas después, Shaft -ay, vamos, que es una manera de decir “pene” en inglés- vuelve a la pantalla grande con tres generaciones de badasses que vienen a enseñarnos qué es combatir al crimen. You’re damn right.
Vamos por partes. La versión de Roundtree se convirtió en un clásico instantáneo en el género blaxploitation (le damos mucho crédito a banda sonora de Isaac Hayes) y, lógicamente, las secuelas (algo innecesarias) no se hicieron esperar con ¡Big Score de Shaft! y Shaft En Africa (los títulos son superiores) y un spin-off de corta duración para la pantalla chica de la CBS (que el propio Richard tachó de “suave”). Obviamente, el black power del detective más chulo de Harlem no se quedó ahí y Samuel L. Jackson tomó al papel por las astas en el 2000 con una nueva película de la franquicia en la que el más titánico de los motherf***s brilló como el sobrino del Shaft de Roundtree.
Y como la familia de Shaft sigue en perpetua expansión, Tim Story nos trae una nueva película protagonizada… ¡Por el hijo del sobrino del Shaft original! Las tres generaciones de badasses nos trae a Jesse T. Usher como el sobrino nieto del legendario detective: un agente del FBI algo friki que consigue la ayuda de su padre y el one and only John Shaft 1 (Roundtree) cuando su mejor amigo es asesinado. Y sí: es mucho Shaft junto (y nos encanta).
Después de ver el tráiler, no nos queda demasiada duda de que la nueva entrega de la franquicia juega con el elemento buddy cop movie y ordeñando la dinámica entre el padre genial y el hijo nerd (que, cuando Samuel L. Jackson es tu viejo, nos asegura un montón de risas). Como si fuera poco, Roundtree -amén de ser un clarísimo guiño a la saga original- sigue pateando traseros en este adelanto que demuestra que el tiempo no es nada, y que un personaje como Shaft (y descendencia) sigue teniendo mucha, muchísima tela para cortar (mientras entramos por una ventana colgados de una cuerda para hacer un chistes). ¡Shaft!